Historias de la Biblia hebrea
UNA PARTIDA DE LUCHA LIBRE A MEDIA NOCHE

Historia 14 – Génesis 30:25-33:20
Jacob se quedó en Jarán más tiempo de lo que pensaba, y en lo que estaba allí, se hizo muy rico. En pago por su trabajo con Labán, tomó una porción del rebaño, camellos y bueyes, y como Jacob era muy listo sabía su trabajo muy bien, así que su porción de los animales creció adquiriendo mucho ganado y rebaños. Ya pasados veinte años, decidió regresar a la tierra de Canaán con su padre, el cual aunque muy débil, todavía vivía.

Jacob no le dijo nada a su tío de los planes que tenía de irse. Un día cuando Labán no estaba en casa, Jacob juntó todo lo que tenía: sus esposas, sus hijos, sus rebaños, su ganado y todo lo demás, y huyó sin decirle nada. Cuando Labán se enteró que Jacob había escapado se molestó mucho. Quería que Jacob le siguiera cuidando su ganado y sus rebaños porque Jacob era bueno a lo que hacía. Dios le había dado a Jacob mucha sabiduría para administrar el ganado y los rebaños. Labán tampoco quería que sus dos hijas estuvieran viviendo tan lejos de la familia. Entonces Labán reunió a sus parientes y lo persiguió, pero esa misma noche, Dios se le apareció en un sueño y le dijo: “¡Cuidado con hacerle daño a Jacob cuando lo veas!”. Labán alcanzó a Jacob en los montes de Galaad, al este del río Jordán, donde éste había acampado, y fue amable con él. Jacob y Labán hicieron un pacto, es decir una promesa entre los dos. Entonces hicieron un pilar de piedras y comieron juntos. Jacob le dijo a Labán: “Te prometo que no cruzaré este pilar de piedras para hacerte daño. Que el Dios de tu abuelo Najor, y el Dios de mi abuelo Abraham sea el juez entre nosotros”. Y Labán le hizo la misma promesa a Jacob, luego besó a sus dos hijas, las esposas de Jacob, y a todos los hijos de Jacob, y los despidió. Así se regresó a Jarán y Jacob se fue a Canaán. Jacob le dio dos nombres a la pila de piedras donde él y Labán hicieron el pacto o la promesa. Uno de los nombres era Galaad, que significa “un montón de testigos”; y el otro nombre era Mizpa, que significa “torre de vigilancia”, porque Jacob dijo: “Que el Señor vigile cuando ya estemos lejos el uno del otro”.

En su regreso a Canaán, Jacob recibió noticias que lo dejaron frío, su hermano Esaú estaba en camino para encontrarlo con su ejército de cuatrocientos hombres. Jacob sabía el rencor que Esaú le tenía de hace muchos años, y temía que viniera a matarlo, no solamente a él, sino que a toda su familia. Si tan sólo Jacob no hubiera mentido del derecho del hijo mayor, no tuviera miedo de encontrar a su hermano; pero él sabía que había actuado mal con su hermano.

Esa noche, Jacob dividió en dos grupos a la gente que lo acompañaba, y lo mismo hizo con las ovejas, las vacas y los camellos, porque Jacob pensaba que si el primer grupo fuera atacado, el segundo podría escapar. Para ganarse el favor de su hermano, Jacob le mandó vacas, asnos, ovejas, esclavos y esclavas, y le pidió de corazón a Dios que lo ayudara. Mandó a toda su familia adelante para que cruzara el río Jaboc, y él se quedó solo para seguir orando. En lo que estaba allí, sintió que un hombre empezó a luchar con él, lucharon hasta el amanecer. Ese hombre era un ángel de Dios, pelearon tan intensamente que la cadera de Jacob se había dislocado. El ángel del Señor le dijo: – ¡Déjame ir, que ya está por amanecer! – Jacob le respondió, – ¡No te soltaré hasta que me bendigas! El ángel le preguntó: “¿Cómo te llamas?” – Me llamo Jacob – le respondió. Entonces el ángel le dijo: –Ya no te llamarás Jacob, sino Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido. Y el ángel lo bendijo, y al amanecer, el ángel se fue. Jacob le llamó a ese lugar Penuel, en el idioma de Jacob, significa: La cara de Dios, porque dijo: “He visto a Dios cara a cara, y todavía sigo con vida”. Por causa de todo lo que había pasado, Jacob caminaba rengueando, porque se había dislocado el tendón de su cadera.

Temprano en la mañana siguiente, Jacob cruzó el río Jaboc, alzó la vista y vio que Esaú estaba cerca. Jacob comenzó a inclinarse hasta el piso varias veces haciéndole reverencia, como si fuera una persona de más alto rango que él. Pero Esaú corrió a su encuentro y, echándole los brazos al cuello, lo abrazó y lo besó; entonces los dos se pusieron a llorar. Esaú fue muy generoso y humilde al perdonar a su hermano por todo lo mal que se había portado con él. Esaú no quería recibir los regalos de su hermano porque él tenía suficiente, pero a tanto insistir, terminó por aceptarlos. Todo el rencor que había entre ellos se había terminado; y finalmente los dos hermanos gozaban de paz.

Jacob llegó a la ciudad de Siquén, en Canaán, y acampó al pie del monte que estaba rodeado de corrientes de agua. Allí cavó su propio pozo, el cual muchos años en adelante, el amado hijo de Dios, Jesús, se sentaría a conversar con una mujer. ¡Hoy en día, el mismo pozo es visible!

Como hemos visto, después de todo esto, Jacob había recibido un nuevo nombre, Israel, que significa: el que lucha con Dios. A veces le llamaban Jacob y a veces le llamaban Israel; todos sus descendientes que vinieron de él, se les conoce como, los israelitas.

Isaac ya era muy anciano, y cuando murió lo enterraron con sus hijos en la misma cueva en Hebrón donde estaban sus padres, Abraham y Sara. Esaú se fue con toda su familia y sus bienes a la tierra sureña de Canaán en Edom. Jacob o Israel, se quedó con su familia alrededor de la tierra de Canaán, tratando de encontrar lugares con mejor pasto para alimentar a sus rebaños.