Historias de la Biblia hebrea
EL PRIMER BEBÉ EN EL MUNDO Y SU HERMANO

Historia 2 – Génesis 4:1-18
Adán y su mujer fueron en el mundo a vivir y trabajar. Por primera vez estaban solos, pero después de un tiempo, Dios les mandó un bebé, el primer bebé del mundo. Eva lo llamó “Caín”, y más tarde tuvieron otro bebé al que llamó “Abel”. Cuando los dos niños crecieron, trabajaron duro como su padre lo había hecho antes. Caín se dedicó a trabajar la tierra para cultivar grano y fruta. Abel se dedicó a pastorear ovejas. Un día cada uno de los hermanos le dio una ofrenda a Dios. Caín le dio una ofrenda del fruto de la tierra que él había cultivado; y Abel también presentó al Señor lo mejor de su rebaño y se lo sacrificó. Y el Señor miró con agrado a Abel y a su ofrenda, pero no miró así a Caín ni a su ofrenda. Años después en el Nuevo Testamento, Dios nos diría la razón por lo que pasó, diciendo: “por fe Abel ofreció a Dios una ofrenda más excelente que Caín”.

Dios le demostró a Caín que no estaba complacido con su ofrenda, y Caín en vez de disculparse por su pecado y pedir perdón a Dios, se enfureció con Dios y con su hermano Abel. Mientras estaban en el campo, Caín atacó a su hermano y lo mató. Así que el primer bebé del mundo se convirtió en el asesino de su propio hermano. Y el Señor le dijo a Caín: “¿Dónde está tu hermano Abel?” –No lo sé, ¿acaso soy yo el que debe cuidar a mi hermano? Después, exclamó el Señor: – ¡Qué has hecho! Desde la tierra, la sangre de tu hermano reclama justicia. Por eso ahora quedarás bajo la maldición de la tierra, la cual ha abierto su boca para recibir la sangre de tu hermano, que tú has derramado. En el mundo serás un fugitivo errante por esta maldad tan grande que has hecho.

–Este castigo es más de lo que puedo soportar –le dijo Caín al Señor–. Hoy me condenas al destierro, y nunca más podré estar en tu presencia. Andaré por el mundo errante como un fugitivo, y cualquiera que me encuentre me matará, porque estaré solo y nadie querrá ser mi amigo. Y Dios le dijo a Caín: “No será así, el que mate a Caín, será castigado”. Entonces el Señor le puso una marca a Caín, para que no fuera a matarlo quien lo hallara. Así se fue de la presencia del Señor y se fue a vivir a otro lugar. Caín construyó una ciudad y la llamó como su primer hijo, Enoc.